Title: 12/25/24 am three attempts at mating

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6:59 AM scout enters the O.N he lands on the LOP and 7:00 am he goes into the nest base 7:02 AM jump up to the LOP. 708 p m he exits the LOP. 7:55 AM he arrives with a load of bedding in the O.N

7:56 AM He exits the nest

8 AM Bella enters O. N 

8 AM scout follows her immediately But lands on the LOP Some restoration going on 803 a m jumps back up to the lop and she remains in the nest

8:05 AM.She exits from the nest base. 8:06 AM. He follows her immediately from the LOP 

9:28 AM they both arrived at the O. N at the same time. Both from different directions

9:34 AM he's on the lop and ask for mating. He jumps down and mating commences, but I think it was rejected. Did not look like a good meeting. She seemed to protest. She Did nip at him? 9:40 AM he is on the LOP again starts to commence to ask for mating. She replies back-and-forth a chatter back-and-forth. No, maybe she is with egg and she knows this LOL.

9:47 AM he exits from the LOP. 9:47 AM she follows him out the same door.

11:21am on he arrives

11:34 AM we exit the LOP


N N 

9:48 AM scout enters the new nest with a stick Big hop across the nest with the stick we brought in.

9:48 AM hot on his tail 

 He arrives with a nice stick too.it's shaped like a divining rod. They're having a hard time together in the nest trying to place each other's own sticks. 9:57 AM third try today. He attempts, maybe she refuses him again. Gets a little nippy again. He nips at her tail feathers before asking. Yes, she not in the mood. 10 AM she exits from the front porch door. He follows her right out the door. 10:05 AM. Bella enterine the nest with a load of bedding. She starts.

 Pulling up the vetting and fluffing the mattress. As we say spreading the Betty now, the straw out to dry. 1009, we have the second Eagle entering the nest. Where there will be another mating attempt, we shall see. 10.11 AM already out the front door Bella is. 10:25 AM. He also out the front door.

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Sorry so short





Title: “Big Eyes”, Tim Burton cocina como cualquier Chef un plato agridulce, pero que en parte nos provoca probarlo.

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Puede que el film Big Eyes, 2014, de Burton sea una ventana al alma, pero ha descorrido las cortinas de su temática, permitiendo al público ver sólo una impresión un tanto vaga de lo que hay detrás de ellas. En cuanto al fraude cometido por Walter Keane afirmando que las pinturas hechas por su esposa Margaret -acerca de muchachas huérfanas de ojos grandes y brillantes- eran suyas, el film traza con pinceladas gruesas una cortesía de la dirección y el tratamiento del guion por Scott Alexander y Larry Karaszewski, cuyos otros biopics incluyen: Ed Wood de Tim Burton, The People vs. Larry Flynt, 1996, y Man on the Moon, 1999, ambas de Milos Forman. Aun así, Big Eyes es una producción de buen aspecto empapada de escenografía de los años 50 y 60, cortesía de la 4 veces ganadora del Oscar de la Academia, la diseñadora de moda estadounidense Colleen Atwood. Lo que logra con criterio Burton es que entretiene lo suficiente a través de las presencias de Margaret y Walter Keane -Amy Adams y Christoph Waltz- quienes nunca desaparecen del todo en sus actuaciones, pero proporcionan un amplio poder estelar a una cinta que no pareciera lograr profundizar por momentos su temática. Burton se sentía atraído desde hacía mucho tiempo, por la figura de Margaret Keane o Peggy Doris Hawkins, una parte de su historia, y que realiza un breve cameo sentada y leyendo una biblia. Margaret Keane fue una retratista que pintaba principalmente al óleo mujeres, criaturas y animales domésticos. De pequeña era conocida en la iglesia local por sus bocetos de ángeles con grandes ojos. Retrató a numerosas estrellas de Hollywood como Natalie Wood, Robert Wagner, Kim Novak y Jerry Lewis, entre otros. Su argumento resume gran parte de su vida, junto a su pequeña hija Jane que le sirvió de modelo con sus bellos ojos enormes para sus primeros cuadros, perfeccionando su estilo. También fue una ingenua esposa y ama de casa mientras sus pinturas eran secuestradas por su marido Walter, un astuto embaucador que se llevaba todo el mérito de su esposa, con la venta de sus raros y originales retratos de niños y mascotas con una estética Kitsch, y que su marido supo sacarle provecho gracias al dominio del marketing artístico de masas. En Big Eyes, nos toparemos con momentos memorables como el enfrentamiento entre el mediático crítico John Canaday, interpretado por Terence Stamp, que se encarga de despreciar las supuestas obras de Walter Keane; y, por otro lado, la antológica escena en los tribunales del matrimonio para tratar de aclarar la verdadera autoría de las obras, y que el juez obliga a dibujar a ambas partes en la sala. Desde el inicio, el film distancia al espectador de sus protagonistas a través de un recurso narrativo. Danny Huston interpreta a Dick Nolan, un periodista que cuenta la historia de los Keane; el personaje de Nolan apenas aparece en pantalla, y no hay escenas que nos digan por qué es el narrador. En cualquier caso, la trama comienza en el año 1958 con Margaret Hawkins Ulbrich -Amy Adams, una actriz carilinda- en el Norte de California, cuando se cansa y abandona a su marido maltratador. Lleva a Jane -Delaney Raye- cuando se dirige a la ciudad de San Francisco donde la espera su amiga, Dee-Ann -Krysten Ritter-. Margaret, al pintar niños con ojos grandes y tristes va a conocer a un colega artista, Walter Keane -Christoph Waltz- un pintor cuya afinidad por el arte de vender lo vuelve encantador. Cuando Margaret descubre que la están demandando por la custodia de Jane, Walter, con quien sale desde algún tiempo, le sugiere que se casen. Pronto, Margaret comienza a firmar sus cuadros con su nombre de casada, Keane, y Walter se atribuye el mérito de los trabajos de su mujer. Con una personalidad extrovertida y su enorme capacidad verbal para comercializar las obras -que se venden rápido- le permite a Walter abrir una galería de arte. Las pinturas se vuelven tan populares que descubre que la gente común que está interesada no puede pagar los precios que se ofrecen en la galería, por lo que comienza a vender carteles y grabados baratos ganando dinero a través de esta novedosa forma artística. Mientras tanto, Margaret, siempre representa a la esposa obediente, pero que va a protestar en silencio, sorprendida y traicionada por Walter, pero también tiene miedo de perder a Jane cuando era aún adolescente. “La gente no compra arte femenino”, explica Walter. Además, Margaret no posee el atributo de convencimiento para vender que si posee su marido. Entonces, intenta pintar en otro estilo, principalmente mujeres alargadas, un detalle estético que queda en el aire, ya que nunca se explica el motivo en pantalla, aunque le brinda a Walter un suministro regular de retratos, pero que no puede vender solo con su nombre -Walter firmaba ahora las obras, y no con el consentimiento de Margaret- lo que Burton hace que, lamentablemente, Walter tenga razón sobre el estigma que rodeaba a las pintoras de la época. Los retratos de Margaret bien podrían representar su consternación con Walter a través de la desesperación en los ojos de las criaturas, pero durante gran parte de la película, el personaje no se defiende, lo que puede volverse molesto para un tipo de público que si esté interesado en una protagonista feminista. Es difícil imaginar a una esposa que alguna vez tuvo el coraje de dejar a su esposo en la década de 1950, y quedarse con otro como Walter, además de permitir que una mentira corrosiva la devore. ¿¿Qué estaba pasando por su cabeza durante todos estos eventos?? Big Eyes no logra penetrar en su temática y a fondo en ese sentido, y prefiere mostrar la grandilocuencia bufonesca del tal Walter a través de la actuación expresiva de un actor creíble como Waltz. Margaret lo deja demandándolo en una escena judicial en la que él se representa a sí mismo. Nunca existe un contraargumento satisfactorio para el snob curador de galería, interpretado por Jason Schwartzman o el crítico de arte del New York Times, Canaday, quienes consideran que el trabajo de Margaret era un desperdicio artístico y popular. Andy Warhol dijo alguna vez: “Creo que lo que ha hecho Keane es fantástico. Si fuera malo, a mucha gente no le atraería”. Muchas personas vieron el programa de TV, Keeping Up with the Kardashians, 2007, acerca de la vida de una familia disfuncional, pero eso no significa que fuera el mejor programa de la TV norteamericana e internacional. La popularidad no denota calidad, pero tal vez este punto de vista crítico sea parcial. Burton y compañía están de acuerdo con la cita de Warhol; después de todo, es el puntillazo que abre la película. Pero, vale la pena preguntarse qué tiene que ver la popularidad con el gran arte, si es que existe algo que lo sustente. Big Eyes nunca aborda el arte en sí más allá de la postura de Warhol. Nos muestra lo que otras personas pensaban al respecto y, sin duda, defiende a Margaret y su lucha, pero deja al público que decida por sí mismo cómo se percibe y siente con respecto al arte. En cierto modo, es una postura admirable, pero también segura. Lo que más interesaba a Burton era indagar en los conflictos emocionales de la pintora tras más de una 10 años encerrada trabajando en secreto mientras su marido recibía los laureles de su desmedida ambición económica. De buena solidez narrativa y excelente ambientación, tiene reminiscencias de las pinturas de Edward Hooper que coincide con la época artística de la Keane. Se trata de una película sugerente, a ratos romántica, otras veces patética, pero siempre interesante. Es fascinante la fotografía luminosa en tonos pastel de Bruno Delbonnel, además la prudencia de la BSO de Danny Elfman. Finalmente, mi reflexión me plantea dos cuestiones: una es que el ingenio y la astucia es sólo la bisutería del talento y la personalidad, que siempre acaba imponiéndose a la impostura, a las patrañas y componendas. La segunda es sobre cómo la reproductibilidad técnica ha banalizado el arte, no olvidemos que los títulos de crédito del film están sobre imágenes de copiadoras en marcha, reproduciendo en papel los cuadros de Keane, masificando lo que era una obra única. Buen film.